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El Mundo según Yo

El Odio de los extremistas

El Odio de los extremistas La regeneración de los conflictos locales

El trágico desenlace de la escuela en Osetia del Norte, pone en cuestión la desventura de los maximalismos de la lucha política. Y es verdaderamente un salto cualitativo en la modalidad de los conflictos internos. No siendo una guerra de tipo clásico, los nuevos conflictos deben interpretarse a la luz de una regeneración de las violencias a nivel local. Lo más espeluznante de lo acontecido en la escuela N 1° de Beslán, es la demoledora maquinaria para destruir cualquier vestigio de la moral en los medios de lucha. Un odio ciego y ensordecedor está orientando los fines de los nuevos guerreros. Seremos testigos de la entropía de los valores del guerrero, en los que aún creía Clausewitz.

Un acto suicida como la toma de la escuela por terroristas chechenos, deberíamos explicarlo a partir de los cambios que ha tenido la violencia colectiva. Cambios marcados por una diversidad de factores que incluye causas políticas, económicas, étnicas y culturales. No siempre fáciles de aplicar homogéneamente. Las bombas en el metro y en dos aviones en Moscú, periodistas rehenes en Irak, 12 trabajadores nepalíes asesinados, 16 muertos en dos ataques suicidas perpetrados por dos grupos fundamentalista Hamas en Israel. La precipitud de la barbarie en cualquier lugar nos aleja de sofismas de seguridad gratuita.

Asistimos a una regeneración colectiva de viejas guerras con la etiqueta de las nuevas guerras. Si en la guerra fría el enemigo era el Ejército Rojo. Ahora es el Profesor de El agente secreto de Joseph Conrad, que merodea por las calles con la diestra siempre en el bolsillo apretando una pelota de goma, el detonador de una bomba suicida: "Caminaba frágil, insignificante, andrajoso, abyecto y terrible en la simplicidad de su idea, llamando a la locura y a la desesperación a la regeneración del mundo. Nadie lo miraba. Pasaba insospechado y letal, como una plaga en la calle llena de gente".

Ninguna prosa podrá superar a Conrad en semejante descripción de la interioridad y la estructura mental del terrorismo. Casi perfecta. Este mismo día de la toma de la escuela en Osetia Dick Cheney, vicepresidente, hablando en la Convención Republicana, insistió en la doctrina de seguridad de los Estados Unidos. Una suerte de ironía. Porque las nuevas guerras se están haciendo con los materiales de las viejas guerras. Y la seguridad contra el terrorismo, lucha contra un fantasma.

¿Qué es lo viejo de las nuevas guerras? ¿cómo comprender mejor los detalles del conflicto chechenio? ¿qué relaciones conserva este conflicto con aspectos de la guerra fría? ¿es la causa chechena sólo motivo de terroristas? ¿por qué Putin no ha tomado una decisión política con relación a la lucha separatista de Chechenia? ¿qué tipo de cambios en la lucha violenta se seguirán dando? ¿cómo tiene que ver la lucha terrorista con la causa política? Estas preguntas conducen el asunto a un detalle del máximo interés.

Si triunfa Bush en las presidenciales de Noviembre, las respuestas a estas inquietudes dependerán en buena medida de cómo prosigue la doctrina sobre la seguridad. Principalmente de las implicaciones ominosas que tendrá sobre el curso futuro de la política global. De modo que registrar estos posibles cambios en el contexto global de la violencia parece necesario.

Desde la Segunda Guerra Mundial, las guerras y los conflictos han cambiado de escenario. De contiendas y batallas en fronteras interestatales, hemos venido presenciando una mayor inserción de las guerras con la población civil a nivel local. Algo que se subraya de manera ilustrativa en su libro: Las nuevas guerras, la profesora Mary Kaldor.

Casos como el de Chechenia nos expone descriptivamente el predominio de la violencia por parte de comandos irregulares, milicianos, mercenarios o paramilitares. Se trata de un adecuamiento híbrido que progresivamente junta luchas nacionalistas con una demanda de armas y un marco de economías depredadoras. Causas ideológicas que explotan con ataques o tomas como el de Osetia. Bajo una severa represión de las libertades individuales y el respeto a credos arraigados en el corazón de etnias y pueblos particulares.

Con esta acción suicida en la escuela de Osetia, estamos en el extremo de una línea que separa las viejas de las nuevas guerras. Y vamos hacia un escenario probablemente todavía más oscuro sobre las fuerzas que intervienen en los conflictos de orden local. Lo viejo de las nuevas guerras seguirán siendo los epiciclos de gravedad. Cuyo centro se desplaza en cualquier sentido. Y hacia cualquier lugar. No es únicamente el cálculo racional, también el odio instintivo de los extremistas.

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